Fuerzas Culturales.
Existen diferentes elementos que intervienen en el aprendizaje y permiten promover el pensamiento de los estudiantes. De acuerdo con Ron Ritchhart, investigador principal del Proyecto Cero de la Escuela de Graduados de la Universidad de Harvard, son ocho las fuerzas que definen una cultura dentro del aula o la institución educativa; estas ayudan a los profesores a desarrollar comprensiones profundas.
1 . Tiempo.
Pensar requiere tiempo, y también comprometerse con un tema o idea. Es sólo a través de una indagación profunda y extendida que se pueden sacar conjeturas, examinar perspectivas, valorar teorías y desarrollar nuevas comprensiones. El uso del tiempo demuestra qué se valora y refuerza. Debe ser invertido para lograr tener un equilibrio, pensar, reflexionar , construir comprensión, encontrar sentido y añadir valor a lo que estamos haciendo. Debe ser suficiente, constante (a todas horas del día), espontáneo, tranquilo, relajado, estimulante y también estructurado y usado estratégicamente como arquitecto de contextos.
2. Oportunidades.
Se refiere a qué oportunidades promovemos para que todos logremos mejor comprensión, pensar, usar el lenguaje de pensamiento y tener experiencias significativas de crecimiento, y también cómo recogemos esas oportunidades que notamos que nos ofrecen los alumnos para generar dilemas cognitivos y cómo las aprovecho para promover el pensamiento, la metacognición y la metaestrategia.
Oportunidades para desafiar, pensar profundo, participar, colaborar, reconocer diferentes perspectivas, hacer, construir, fallar, aprender. Pueden ser:
- Propuestas y previamente planeadas.
- Oportunidades que fomentan la socialización para crear oportunidad de crecimiento colectivo.
- Espontáneas. Oportunidades que aparecen sin ser programadas y son aprovechadas por todos.
3. Rutinas y Estructuras.
Las Rutinas son patrones de comportamiento que estructuran las actividades. Las más comunes son las de comportamiento y las que tenemos cada día, cuando entramos a clase , pero hay otras rutinas que promueven el pensamiento para generar que se desarrollen hábitos de mente. Se trata de revisar si todas estas rutinas y estructuras van a favor o no de la cultura de pensamiento y reconducir cuando sea necesario.
4. Lenguaje.
El lenguaje es la expresión del pensamiento y un mediador de nuestras experiencias. “El niño comienza a percibir el mundo a través de sus sentidos, y su lenguaje.» Más adelante no es sólo su capacidad de ver, sino de actuar la que es formada por el lenguaje que no es solo verbal, sino también corporal, visual, artístico, musical, incluso está compuesto por el silencio y la pausa. Usar lenguaje de pensamiento asegura procesos más profundos y mejores conexiones. empoderar al estudiante promoviendo un lenguaje del saber, comunitario, de considerar perspectivas, de razonar con evidencias, de valorar, de cuestionarse e indagar…En definitiva, un lenguaje que denote y nombre el pensamiento y que valore y respete que el conocimiento se construye en colaboración con otros.
5. Modelo.
Se refiere al que con su forma de actuar como seres pensantes y aprendices activos marca el tono y ejemplo para el resto de los agentes de la comunidad. Todos los agentes de la comunidad son modelo. Cada individuo debe ser consciente de su rol como modelo y entender que los demás también son modelos. Los comportamientos se demuestran y a la vez se imitan. Toda la comunidad es modelo para los demás, debemos fomentarlo y evidenciarlo. Es un intercambio permanente entre todos.
6. Interacciones y relaciones.
Son los intercambios y contactos que hay entre todos los diferentes agentes de la comunidad. Las interacciones son respetuosas y se reconocen las ideas, el esfuerzo de todos y se valoran los diferentes puntos de vista. Tienen que ser variadas (individuales, profesor- alumno, en parejas, pequeños grupos, gran grupo), abiertas, con mentalidad de crecimiento y cooperación.
7. Ambiente físico.
Los contextos sociales, personales y físicos influyen en los procesos de aprendizaje de los alumnos. La mayoría de las veces no es sólo la distribución de las aulas, los pasillos, las mesas y las sillas, sino las decisiones del maestro sobre cómo como crear un clima emocional agradable, organizado y preparado para facilitar las interacciones, la colaboración, el flujo, el movimiento y el enganche de todos los estudiantes, así como disponer de una documentación que promueva la Cultura de Pensamiento, invitando a su lectura , haciendo el pensamiento de los alumnos visible y permitiendo conocer en qué momento del aprendizaje se encuentran.
8. Expectativas.
Nuestras creencias influyen en nuestros comportamientos. Lo que creemos de alguien influye en lo que esperamos de esa persona, o nosotros mismos. Por eso debemos mantener altas expectativas para y por el pensamiento del estudiante, explicitarlas, ser arquitecto de contextos proporcionando entornos ricos en estrategias y provocaciones y generando la mentalidad de “dejarse sorprender” por lo que los alumnos puedan lograr.
