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¿Cómo podemos inculcarles el valor del esfuerzo? ¿Cómo podemos inculcarles el valor del esfuerzo?

¿Cómo podemos inculcarles el valor del esfuerzo?

Hay muchas veces que esforzarnos en una tarea nos cuesta, especialmente cuando no nos gusta lo que hacemos. Por eso es importante que la motivación esté siempre en los alumnos. De hecho, no hay esfuerzo si no hay motivo.

 

El motivo y la motivación son el motor de por qué hacemos las cosas. Por este motivo es importante que conozcamos, apliquemos y generemos las motivaciones de alguna tarea en los niños que actúe con un impulso para alcanzar sus metas. Entonces, ¿cómo podemos motivarles al esfuerzo?

 

 

  1. Acción y deseo: Tanto los problemas como las tareas no se hacen solas y la suerte no va a resolverlas. Adoptar una postura pasiva requiere nada de esfuerzo. Para que haya un mínimo de esfuerzo es necesario que las personas tengan deseo sobre algo porque sin él, aquel que no tiene deseos y lo tiene todo, siempre va a permanecer en el mismo sitio.
  2. Las recompensas: ¡Ojo! No hablamos de comprar juguetes ni de premiarlos con objetos tangibles sino recompensas que sean internas. Enseñarles el valor del esfuerzo mediante esta manera también conocerán la satisfacción interna, el orgullo de las cosas hechas, y el haberlo intentado y realizado.
  3. Las metas y los objetivos finales: Todos nos esforzamos en realizar una tarea cuando de verdad entendemos el propósito y la finalidad de lo que hacemos. También cuando nos sentimos parte de un proyecto y nuestras aportaciones van a servir para una futura mejora.
  4. La fuerza de voluntad es fundamental: Tenemos que acostumbrarlos a que busquen el trabajo bien hecho y que olviden el inconformismo, trabajar de manera eficiente y no llevarlos por el camino del capricho y antojo.

 

Consejos para motivarlos:

  • Seguir el ejemplo de los padres, estos son un modelo a seguir sobretodo por parte de los más pequeños.
  • Presentar y hablar del esfuerzo como algo positivo y normal. En la vida lo natural es esforzarse.
  • Un poco de exigencia por parte de los mayores es sana que después se convertirá en auto-exigencia, pero no lo llevemos al extremo.
  • Proponerles metas diarias que vayan consiguiendo día a día es una manera muy buena de acostumbrarlos al esfuerzo.
  • Las tareas tienen que tener una dificultad graduada y progresiva. Cuando tenemos una tarea muy difícil enseguida nos bloqueamos, por eso es mejor empezar por lo fácil e ir progresando a tareas más difíciles.
  • El fracaso no es malo, ayuda a aprender, que no nos de miedo.
  • Tienen que tener afán de superación para esforzarse cada día un poco más. Tienen que entender que las tareas diarias las podemos hacer cada día un poco mejor y que lo que más nos cuesta al final es lo que más orgullo nos da cuando lo conseguimos hacer.

 

Con estos consejos estamos seguros de que todos vosotros podréis ayudar a vuestros hijos para que cada día quieran esforzarse un poco más.

 

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